El sábado, 22 de abril, se desarrolló la XXIII edición del CAE visita, en esta ocasión, tuvimos la oportunidad de recorrer la Casa Kohn diseñada por el arquitecto checo, Karl Kohn (1894 – 1979), la visita contó con la excelente guía de la historiadora Shayarina Monard y la arquitecta Yadhira Álvarez.

En 1939 llegó la familia Kohn a la costa ecuatoriana huyendo de la Segunda Guerra Mundial; salieron de Praga – República Checa con destino a Argentina, sin embargo, al llegar a las costas ecuatorianas,  Kohn se enamoró de la diversidad del Ecuador,  sobretodo del paisaje andino de Quito y decidió establecerse aquí con su familia.

Diez años más tarde, en 1949 obtuvo el lote donde diseñó su vivienda, que debía albergar un mobiliario específico traído desde Praga, cada mueble tenía un lugar propio en el espacio, que se mantiene todavía.

La casa se construyó entre 1950 y 1951, y recibió el Premio Ornato en 1952. Después de la construcción, el arquitecto realizó un proceso de socialización  de la obra, llamando a amigos y expertos a dialogar acerca de la casa. El artista Tejada reconoce el valor social de la vivienda así como su valor estético y funcional.

En el recorrido de aproximación a la casa accedimos a un primer espacio que resuelve la relación con la calle y distribuye el ingreso al espacio doméstico, que se desarrolla en planta baja, y al de trabajo,  dispuesto en  la segunda planta y  totalmente autónomo, a través de una escalera de trazado curvilíneo.

Resulta evidente la búsqueda cuidadosa de funcionalidad de la casa, cada espacio es aprovechado al máximo y se observa una coherencia y respuesta unitaria entre la vivienda y su mobiliario.

La Casa Kohn se entiende como un recinto dentro del que se organiza el programa arquitectónico en dos crujías perpendiculares entre sí, la primera, alberga el área de comedor y cocina y la segunda, el área de dormitorios,  que abrazan a la sala, espacio protagonista de la casa que se vuelca hacia el jardín y el paisaje.

El área íntima se encuentra diferenciada del nivel de la sala y está definida de tal manera que no hay interferencias de privacidad, cada habitación posee una relación directa con el jardín, condición que refleja la doble intención del arquitecto de integrarlo con el interior de la vivienda y brindar independencia y libertad a cada uno de los habitantes de la casa.

El maravilloso jardín exterior se conserva como en su origen, la conexión de la sala con el jardín a través del amplio ventanal genera unidad en el espacio.

La materialidad planteada en cada espacio refuerza las intenciones proyectuales,  por ejemplo, el tratamiento de piso ayuda a diferenciar los usos de cada espacio. Es destacable el dominio  de la  piedra, madera y metal, así como la solución de detalles constructivos de excelente factura.

Es una vivienda muy arraigada a la idea de lo funcional, incorpora una serie de innovaciones bastante avanzadas para la época y para el contexto donde se implantó, el manejo de tubería centralizada para el riego del jardín y el sistema de poleas, como mecanismo para abrir la puerta del garaje, dan cuenta del propósito del arquitecto de poner en práctica soluciones utilizadas en Europa.

Sin duda, la Casa Kohn es una obra reconocida en el ámbito arquitectónico y es un ejemplo claro de la influencia europea que recibió nuestra arquitectura durante la segunda mitad del siglo XX.  Es además, una obra que evidencia la formación del arquitecto Kohn, vinculada a la escuela de la Bauhaus donde el diseño de todos los componentes de la casa incluido el mobiliario se realizó de una manera integral.

Conservada en su totalidad como fue en su origen, la Casa Kohn, es una obra representativa de la arquitectura moderna de Quito. Su esencia radica en la sensibilidad del autor al entender el lugar y el paisaje de la ciudad.